EL GEN EGOÍSTA
Uno de los mitos más extraños difundidos
por los partidarios de la teoría de Darwin fue la idea del gen egoísta Richards
Dawkins (un zoólogo ultra darwinista nacido en Kenia) que propuso por primera
vez esa idea en su famoso libro “El Gen Egoísta” publicado en 1976.
Su teoría del gen egoísta sostiene que todos
los seres vivos hemos sido creados por los genes y que estos genes son por
naturaleza egoístas. Sostiene que los genes compiten entre sí para sobrevivir
(entiéndase, imponerse sobre los demás) y que son los mejores adaptados
aquellos que sobreviven.
Dawkins sostiene en su libro que el
comportamiento egoísta de los seres humanos es una consecuencia del egoísmo
innato en nuestros genes.
En uno de los párrafos de su famoso libro
dice lo siguiente:
“El planteamiento del presente libro es que
nosotros, al igual que todos los demás animales, somos máquinas creadas por
nuestros genes. De la misma manera que los prósperos gángsters de Chicago,
nuestros genes han sobrevivido, en algunos casos durante millones de años, en
un mundo altamente competitivo. Esto nos autoriza a suponer ciertas cualidades
en nuestros genes.
“Argumentaré que una cualidad predominante
que podemos esperar que se encuentre en un gen próspero será el egoísmo
despiadado. Esta cualidad egoísta del gen dará, normalmente, origen al egoísmo
en el comportamiento humano. Sin embargo, como podremos apreciar, hay
circunstancias especiales en las cuales los genes pueden alcanzar mejor sus
objetivos egoístas fomentando una forma limitada de altruismo a nivel de los
animales individuales. “Especiales” y “limitada” son palabras importantes en la
última frase. Por mucho que deseemos creer de otra manera, el amor universal y
el bienestar de las especies consideradas en su conjunto son conceptos que,
simplemente, carecen de sentido en cuanto a la evolución.” (El gen egoísta pág.
11)
Es demasiado evidente que los genes no
pueden ser egoístas nunca y que cuando aplica la palabra “egoísmo” a los genes
está haciendo uso de un término que tiene por objeto justificar una concepción
de la evolución que no concuerda con la evidencia. La razón es muy simple: una
molécula nunca puede ser egoísta. Creer eso es algo demencial.
El ADN es una estructura bioquímica inerte.
Fuera de un ser vivo no puede hacer absolutamente nada. En todo caso, si
Dawkins está en lo cierto respecto a que somos por naturaleza egoístas, el
egoísta sería aquél que escribió nuestro comportamiento en los genes (un Dios
travieso o malvado). Pero Dawkins no aprueba el DI. Una molécula no es un
producto de la mente sino de la Química… ¿De qué egoísmo me habla entonces? A
todo esto le sumamos el funcionamiento de la Naturaleza toda, que da pruebas
sobradas de su generosidad. Si vemos en la selva a un león comiéndose una
gacela, podemos pensar que la Naturaleza es cruel.
Que el egoísmo cruel lo rige todo. Pero si
observamos el conjunto del sistema ecológico, comprobamos que todo está
perfectamente regulado.
Todo está en equilibrio.
Todo está en equilibrio.
Los animales carnívoros son menos
prolíferos que los herbívoros. Los animales herbívoros son menos abundantes que
las plantas. No existe un ser vivo más indefenso como abundante y prolífero que
un vegetal. Los insectos son más abundantes que los lagartos y las aves (muchos
de estos animales comen insectos). Las especies conocidas que menos tiempo de
vida tienen (por ejemplo los mosquitos) proliferan a millares. Las aves tienen
abundante comida en verano y vuelan en espacios abiertos. Sólo se les complica
la subsistencia cuando llega el duro invierno. Las aves de rapiña que se
alimentan de otras aves (como el gavilán) son muy raras. Si no fuera por la
depredación humana, los animales contarían con más recursos de los que ahora
disponen. De hecho fue el hombre el principal extinguidor de especies, no la
Madre Naturaleza. Como decía Nietzsche, “en la Naturaleza no reina la
necesidad, sino la abundancia, el derroche hasta lo insensato”. La Naturaleza
no es egoísta, la Naturaleza es inmensamente generosa como respuesta a la
necesidad de sus criaturas de obtener el preciado alimento. Si miramos el
“bosque” en vez del “árbol” comprenderemos que en el planeta está todo
autoregulado. Una autoregulación que apunta a darle las mismas oportunidades a
todas las especies. Y está reconocido en el mundo científico que hasta las
especies más diminutas como las hormigas existen en la Tierra desde hace millones
de años. Tan mal el planeta no las trató…
Comentarios
Publicar un comentario