LOS EVOLUCIONISTAS DE LOS SIGLOS XVIII Y XIX.
Y ahora veremos quienes fueron los filósofos
“de sillón,” casi ninguno de los cuales, puso un pie en el campo de la
investigación o entró en la puerta de un laboratorio científico, y que sin
embargo, fundaron la teoría moderna de la evolución.
Emmanuel Swedenborg (1688-1772). Él era un
experto en nada. En su libro “Principia”, que escribió en 1734, el teorizó que
una nebulosa que rotaba rápidamente, se transformó a sí misma en nuestro
sistema solar, con todos sus astros y planetas. Aseguró que tal idea la obtuvo
de unos espíritus, durante una sesión espiritista. Es significativo que la
hipótesis de la nebulosa como el origen del sistema solar, se haya originado de
tal fuente.
Comte de Buffon (1707-1788). Este era un
filósofo disoluto que, al no poder mejorar las obras de Linneo, gastó su tiempo
en criticarlo. El teorizó que las especies se originaban unas de las otras y
que de un pedazo que se desprendió del sol se formó lo que ahora es nuestro
planeta. Como con los otros filósofos, nunca presentó evidencia alguna que
apoyara sus teorías.
Jean Baptist Lamarck (1744-1829). Este se
hizo famoso teorizando, aunque no hizo ninguna otra cosa significativa. Él puso
el fundamento para la teoría moderna de la evolución con su concepto de “la
herencia de características adquiridas,” la que después fue llamada
Lamarckismo. En 1809, publicó un libro, Philosophie Zoologique, en el que
declaraba que la jirafa obtuvo su cuello largo por estirarlo para alcanzar
ramas cada vez más altas, y que las aves que vivían en el agua, desarrollaron
sus patas palmeadas. Según eso, si usted estirara con fuerza sus pies,
gradualmente lograría que le crecieran en longitud; y, que con sólo
proponérselo mentalmente, usted podría lograr que le creciera pelo en su cabeza
calva, y que sus hijos nunca fueran calvos. ¿Puede a eso llamársele ciencia?.
Otra contribución errónea de Lamarck a la
evolución, fue la teoría del uniformitarianismo ( o uniformismo). Esta es la
conjetura de que todas las edades anteriores en la tierra, fueron exactamente
como es la actual: calmadas, pacíficas y sin que jamás hayan sufrido un diluvio
mundial o alguna otra catástrofe mayúscula o global.
Robert Chambers (1802-1883) Fue un
espiritista que decía comunicarse regularmente con espíritus y que como
resultado de estos contactos, pudo escribir el primer libro sobre evolución
llamado Vestiges of Creation (1844), impreso quince años antes de que *Charles
Darwin, escribiera su “Origen de las Especies,” y muy popular en la Gran
Bretaña de su tiempo.
Charles Lyell (1797-1875). Igual que
*Charles Darwin, Lyell heredó una gran fortuna y podía gastar su tiempo
teorizando. Lyell publicó entre 1830 y 1833, “Principles of Geology”
(Principios de Geoloía), libro que llegó a ser la base para la teoría moderna
de los estratos sedimentarios, que se sigue enseñando como verdadera, a pesar
de que descubrimientos hechos en el siglo veinte sobre el radiofechado, y el
fechado a base de carbono radiactivo (C14), así como el hallazgo de estratos
ausentes, y de estratos en posición incorrecta (estratos supuestamente mas
antiguos por encima de estratos supuestamente más recientes), han anulado la
validez de esta teoría.
Con el fin de apoyar su teoría, a Lyell se
le hacía fácil hacer declaraciones inexactas sobre los hechos. Por ejemplo,
cuando supo que las cataratas del Niágara, a partir de Queenston, Ontario,
habían erosionado un área de siete millas [11 Km.] y que tal erosión continuaba
ahora, a razón de unos tres pies [1m] por año, Lyell, para beneficio de su
teoría, cambió el grado de erosión a 1 pié (.33 m) por año, lo que significaría
que las cataratas tenían fluyendo unos 35,000 años; dato inexacto, pues al
grado de erosión actual, de 3 pies (1 m) por año, sólo se hubieran necesitado
unos 7,000 a 9,000 años para alcanzar su localización acual. Además, se debe
tomar en cuenta que justo después del diluvio, el enorme, aunque temporal
aumento en su flujo, debió haber incrementado en ese tiempo, la erosión
producida por las cataratas. Lyell era gran amigo de Darwin, y lo animó mucho a
que escribiera su libro El Origen De Las Especies.
Alfred Russell Wallace (1823-1913). Se
considera que fue el hombre que desarrolló la teoría que Darwin después
publicó. *Wallace también estaba profundamente involucrado en el espiritismo
cuando formuló la teoría que redactó en uno de sus escritos, y que *Darwin, con
la ayuda de dos de sus amigos (*Charles Lyell y *Joseph Hooker), se pirateó y
publicó primero, bajo su propio nombre. Fue así que *Darwin, gracias a que era
un hombre rico, obtuvo los derechos de autor sobre la teoría que le pertenecía
a Wallace, un empobrecido teórico. En 1980, *Arnold C. Brackman, en su libro, A
Delicate Arrangement (“Un Delicado Arreglo”), denunció que Darwin había
plagiado el material de Wallace, y que por influencias, fue que se arregló que
el trabajo plagiado por Darwin fuera leído primero en la Sociedad Real de
Londres, ya que la presentación de Wallace fue deliberadamente pospuesta, para
que Darwin se le diera prioridad sobre tales ideas (la teoría de la evolución).
A partir de entonces, Darwin pudo dedicarse tranquilamente, a trabajar en su
libro. Se sabe que en 1875, Wallace se declaró abiertamente a favor del
espiritismo y del Marxismo (otro hijastro del Darwinismo).
Esta era la teoría de Wallace: “Que las
especies han cambiado en el pasado, de tal forma que una especie descendió de
otra en una manera que no podemos comprobar actualmente,” y exactamente eso es
lo que hoy la evolución enseña, a pesar de que no tiene más evidencias para
apoyar su teoría, que las que en 1858 tenía Wallace, cuando primero la inventó,
según él, durante una crisis de fiebre. También se dice que fue en febrero de
1858, mientras también deliraba con fiebre en la isla de Ternate en las
Molaccas, cuando Wallace concibió otra teoría: la de “la sobre vivencia del más
apto,” y que este era el mecanismo por el que se inducía el cambio en las
especies, aunque tal concepto no prueba nada, pues ¿Quién es el más apto? Es el
que sobrevive más; y ¿Quién es el que sobrevive más? El más apto, lo cual es un
razonamiento circular y por lo tanto inválido, pues ni prueba el proceso
evolutivo ni dice cómo se llevó a cabo.
En la primera edición de su libro El Origen
De Las Especies, Darwin expuso como conceptos diferentes la “selección natural”
y la “sobre vivencia del más apto;” pero ya para la sexta edición, él propuso
que las dos, significaban una misma cosa, y que “la sobre vivencia del mas
apto” era un concepto más exacto. En otro libro posterior (Descent of Man,
1871), Darwin finalmente abandonó “la selección natural” como un mecanismo
infructuoso, y decidió regresar al Lamarckismo. Hasta el mismo Darwin reconoció
que la teoría se estaba cayendo en pedazos, pues la evidencia necesaria para
apoyarla, sencillamente no existía.
Charles Darwin (1809-1882). Nació en la
riqueza y pudo darse una vida fácil. Estudio dos años de medicina en la
Universidad de Edimburgo, y luego desertó. Ese fue el único entrenamiento
científico que jamás recibió, pues dado que pasaba su tiempo en los bares con
sus amigos, difícilmente lograba aprobar sus cursos. Darwin no tenía ningún
propósito en particular en su vida, aunque su padre, sin objeción por parte de
Darwin, tenía planes de conseguirle un trabajo bien pagado, como ministro
Anglicano. Fue cuando un pariente con influencias, le consiguió la posición de
“naturalista” sin pago, en un barco, el Beagle, que planeaba viajar alrededor
del mundo. Darwin abandonó sus planes previos y se embarcó. El viaje duró desde
diciembre de 1831 hasta octubre de 1836.
Es interesante que después de entrar en el
espiritismo, ciertos hombres en la historia, hayan sido embargados con un
profundo odio a Dios y han sido guiados a inventar enseñanzas impías, que han
dañado las mentes de gran número de personas, mientras que otros, se han
involucrado en guerras que han aniquilado a millones. Como ejemplos de espiritistas
de renombre, están Sigmund Freud y Adolfo Hitler. Aunque no es muy conocido, se
sabe que también Charles Darwin, mientras navegaba en el Beagle, fue invitado a
practicar la brujería con los nativos en América del Sur, tomando parte en sus
ceremonias, aun mientras montaba a caballo. Se cuenta que después de tales
experiencias algo le sucedió, pues desde su regreso a Inglaterra, su salud
siempre estuvo extrañamente debilitada, mientras pasaba el resto de sus días,
intentando destruir la fe en el Creador, por medio de sus teorías.
Cuando el Beagle pasó por América del Sur,
Darwin pasó unos días en las Islas Galápagos y mientras estaba ahí, vio unos
pinzones que habiendo migrado desde la América del Sur, se habían adaptado al
nuevo medio ambiente, diferenciándose en varias sub especies. Él estaba seguro
que esto demostraba la evolución de las especies (el cambio a especies nuevas);
pero la realidad era que con todo y sus cambios, esos pájaros seguían siendo
pinzones. Esta teoría sobre la supuesta evolución de los pinzones fue la
principal “evidencia” sobre la evolución, que Darwin trajo consigo a
Inglaterra.
Darwin, que nunca fue científico y que nada
sabía acerca de las particularidades de la genética, se casó con su prima, y
todos sus siete hijos nacieran con trastornos físicos o mentales: Una hija
murió al nacer, otra cuando tenia diez años; su hija mayor tuvo un
desequilibrio nervioso prolongado a la edad de quince años; otros tres, eran
discapacitados, y su último hijo nació con retraso mental y murió diecinueve
meses más tarde.
Su libro, El Origen De Las Especies, fue
publicado por primera vez en noviembre de 1859. El título completo, “On the Origen of the
Species by Means of Natural Selection or the Preservation of Favored Races in
the Struggle for Life,” revela lo malévolo del concepto base. Este concepto fundamental, el de la “preservación de las razas
favorecidas en la lucha por la supervivencia,” fue el argumento que
directamente motivó o justificó, dos de las peores guerras en la historia de la
humanidad (La I y II Guerras mundiales). En su libro, Darwin presentaba sus
teorías, como si fueran hechos, aunque no daba evidencia alguna que apoyara lo
que afirmaba. Hoy muchos evolucionistas modernos se avergüenzan de su libro y
sus ridículos argumentos.
Como el libro de Darwin tenía lo que
algunos hombres querían: una declaración clara y abierta, en favor de que las
especies evolucionaban, con todo y sus imperfecciones, ellos le pudieron sacar
provecho. En su libro, Darwin menciona autoridades que no identifica, y
repetidamente decía que lo expuesto ahí era “sólo un abstracto,” o lo que más
tarde publicaría en “una edición más completa” sobre esos temas. Pero, aunque
escribió otros libros, por mucho que lo intentó, nunca pudo cumplir ni dar
prueba alguna para sus teorías, pues hasta el día de hoy, no hay quien la haya
hecho. En las ocasiones en que llegó a referirse a alguna autoridad por nombre,
fue sólo con relación a opiniones contenidas en sus cartas. En sus libros, son
frecuentes las frases indicando la naturaleza hipotética de sus ideas, como
“Pudo haber sido,” “tal vez,” “probablemente,” “se puede concebir.” Su frase
favorita era: “Tomemos un ejemplo imaginario.”
Darwin sugería una posibilidad, y luego se
refería a ella como un hecho. Escribía: “Como ya lo hemos demostrado
previamente.” En otras partes, primero sugería una posible serie de eventos y
luego concluía asumiendo que eso probaba su punto. Así, se apoyaba fuertemente
en cuentos en vez de hechos; daba ejemplos confusos, usaba argumentos engañosos
y errados, y gastaba mucho tiempo sugiriendo posibles explicaciones de por qué
los hechos que necesitaba como pruebas, no existían.
He aquí un ejemplo de su razonamiento: para
explicar la ausencia de “eslabones perdidos” en los fósiles, Darwin sugirió que
“las especies habrían cambiado rápidamente y en partes del mundo donde aún no
se habían explorado los estratos; y que las especies cambiadas, después de
haber emigrado, eran encontradas ya como nuevas especies en el Mundo
Occidental.”
¡Así es que las especies estaban cambiando
en el otro lado del mundo, y por eso era que las especies “en proceso de
cambio,” no se encontraban en nuestro lado del mundo! Con ideas como éstas,
¿quién necesita la ciencia? Recuerde que Charles Darwin tuvo una mínima instrucción
científica.
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