EL HOMBRE DE PILTDOWN: ¡LA QUIJADA DE UN ORANGUTÁN Y UN CRÁNEO HUMANO!
En 1949, Kenneth Oakley del Departamento de Paleoantropología del Museo Británico, quizo experimentar el método llamado "prueba del flúor", un nuevo ensayo para determinar la época de algunos fósiles antiguos. El experimento se realizó con el fósil del Hombre de Piltdown. La conclusión fue sorprendente. Durante el análisis se comprobó que el hueso maxilar no contenía flúor. Esto indicaba que estuvo enterrado solamente unos pocos años. Asimismo el cráneo, que contenía una pequeña cantidad de flúor, demostró tener unos pocos centenares de años.
Se determinó que los dientes en las mandíbulas pertenecían a un orangután y habían sido injertados allí, que las herramientas "primitivas" descubiertas con los fósiles eran simples imitaciones torneadas con implementos de acero. Esta falsificación fue revelada al público en 1953 con el análisis pormenorizado completado por Weiner. ¡El cráneo pertenecía a un hombre de hacía 500 años y la quijada a un mono que había muerto hacía poco! Los dientes fueron arreglados en un orden determinado y puestos allí. Los puntos de unión fueron rellenados para que se asemejen a los de un ser humano. Todas esas piezas fueron teñidas con dicromato de potasio para darle una apariencia antigua. Las tinturas empezaron a desaparecer cuando las piezas se sumergieron en ácido. Le Gros Clark, miembro del equipo que descubrió la falsificación, no pudo ocultar su sorpresa ante eso y dijo que "las evidencias de la abrasión artificial surgieron a la vista de inmediato. En realidad, bien podemos preguntar, ¿cómo es posible que algo tan obvio haya dejado de ser advertido antes?" Inmediatamente después de esto el "Hombre de Piltdown" fue sacado de prisa del Museo Británico, donde había estado en exhibición durante más de 40 años.
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