SUPUESTA EVOLUCION DEL CABALLO
“Los caballos están dentro de los ejemplos de desarrollo evolutivo, mejor documentados.” World Book Encyclopedia (1982 ed.), p. 333.
“El desarrollo de los caballos es supuestamente, uno de los ejemplos de evolución más concretos. Los cambios en el tamaño, tipo de dientes, la forma de la cabeza, el número de dedos, etc., frecuentemente son ilustrados en libros y museos, como una de las innegables evidencias de la evolución de los seres vivos.” Harold G. Coffin, Creation: Accident or Design? (La Creación: ¿Accidente o Diseño?) 1969, p. 193.
Cuando se analiza cuidadosamente la llamada “Serie del Caballo,” se hacen evidentes 14 fallas bien identificables que descartan la posibilidad de que en ella, se encuentre una genuina serie de caballos en evolución. Lo que se encontró, fue que los evolucionistas simplemente ordenaron una serie de animales, del más pequeño al más grande, y decidieron llamarle “la serie del caballo.”
1. Diferentes animales en cada serie. En la serie del caballo, se muestra a un animal pequeño con tres dedos, que crece, se hace más grande y supuestamente, se transforma en el caballo actual de un solo dedo, que conocemos. Pero la secuencia de huesos fosilizados que se usan, varía de museo a museo (de acuerdo con las criaturas no equinas que se han seleccionado para representar los “primeros caballos”). Hay más de 20 series fósiles del caballo en los museos, sin que ni dos de ellas, sean exactamente iguales. Los expertos simplemente seleccionan y deciden qué huesos fosilizados de animales más pequeños se colocarán a la izquierda de los huesos de los caballos modernos, y ¡Presto! Otra serie del caballo ha sido completada.
2. Serie imaginaria y no real. La secuencia completa desde un animal pequeño de tres dedos, hasta un caballo completamente desarrollado de un dedo, se encuentra ausente en el registro fósil. Algunos de los animales pequeños en las series, ya tienen uno o dos dedos; y algunos de los animales grandes, siguen teniendo dos o tres dedos.
3. Número diferente de costillas. El número de costillas, no concuerda en las series. El Hyracotherium de cuatro dedos, tiene 18 pares de costillas; mientras que el siguiente animal en la serie, tiene 19 pares; el que sigue, da un brinco a sólo 15 pares, y finalmente, éste da lugar al Equus, el caballo moderno, que tiene 18 pares.
4. No hay dientes transicionales. Los dientes de los diferentes integrantes de “la serie del caballo,” corresponden a animales que pastan o recolectan. No hay dientes transicionales entre estos dos tipos básicos de dientes.
5. Los estratos de donde proceden no están en orden. Los “caballos” incluidos en la serie, no proceden de los estratos rocosos en el orden “apropiado,” pues a veces los “caballos” más pequeños, se han encontrado en los estratos más superficiales.
6. Un Tejón es llamado caballo. El primer “caballo” de la serie ha sido llamado Eohippus (caballo del alba), aunque los expertos frecuentemente prefieren llamarle Hyracotherium, ya que se parece a nuestro actual hyrax, o tejón de las rocas. Algunos museos prefieren excluir completamente al Eohippus, ya que es idéntico al hyrax tipo conejo, que ¡actualmente vive en África! (Los expertos que aún incluyen en su teoría al “Eohippus,” se ven forzados a admitir que este ¡era un trepador de árboles! La realidad es que el Hyracotherium de cuatro dedos, no se parece en nada al caballo. Cuando se dice que la pata del Hyrax se parece a una pezuña es porque funciona como una copa de succión que le permite al animal trepar verticalmente sobre los árboles; pero a diferencia de ellos, ¡los caballos no tienen copas de succión en sus patas!
“El primer animal en la serie, el Hyracotherium (Eohippus), es tan diferente del caballo moderno, y tan diferente del siguiente espécimen en la serie, que hace que haya una gran interrogación sobre su derecho a ocupar un lugar en la serie. Tiene una cara afilada, con ojos a mitad de distancia sobre sus lados, con dientes caninos, casi sin diastema (el espacio que normalmente existe entre los dientes delanteros y traseros), y una larga cola curveada hacia atrás.” Harold G. Coffin, Creation: Accident or Design? (La Creación: ¿Accidente o Diseño?) 1969, p. 194-195.
7. Las series del caballo existen sólo en los museos. Nunca se ha encontrado, en parte alguna del mundo, una serie completa de fósiles de caballo en el orden evolutivo correcto. La serie de huesos fósiles de la serie del caballo, se inicia en Norteamérica (aunque otros alegan que en el África), brinca después a Europa, para finalmente regresar nuevamente a Norteamérica. Cuando sucede que se encuentran en el mismo continente (como sucedió en la formación “John Day,” en Oregón), los especímenes con tres dedos y los de un dedo, se encontraron en el mismo estrato geológico. Sin embargo, de acuerdo con la teoría de la evolución, debieron transcurrir millones de años (y más de un estrato fosilífero) para que una especie se cambiara en otra.
8. Cada espécimen es diferente al otro. No hay formas transicionales entre cada uno de estos “caballos.” Como sucede con todos los demás fósiles, cada uno de ellos simplemente aparece completo en el registro fósil.
9. El más antiguo aparece en el estrato superior. Se han encontrado fósiles del Eohippus en el estrato más superficial y junto a fósiles de dos caballos modernos: Equus nevadensis, y Equus accidentalis.
10. Hay brechas tanto en los niveles inferiores como los superiores. Eohippus, el primero de estos “caballos,” se encuentra totalmente desconectado (sin eslabones) de su supuesto ancestro: El condylarths.
11. A veces los más recientes se encuentran por debajo de los más antiguos. En Sudamérica, el caballo de un dedo (“más reciente”), se encuentra por debajo del de tres dedos (supuestamente más antiguo).
12. Nunca se encuentran en estratos consecutivos. Los fósiles de la serie del caballo, en ninguna parte del mundo, se encuentran en estratos contiguos.
13. Marcada tendencia a ordenarlos por tamaño. Las series que se exhiben en los museos, generalmente muestran un consistente incremento en el tamaño; sin embargo, en los caballos actuales, el rango de tamaño entre los ponis miniatura norteamericanos y los enormes percherones de Inglaterra, es tan amplio o mayor que el encontrado en el registro fósil. La diferencia es que los modernos, todos son indudablemente caballos.
14. Los huesos son considerados un fundamento inadecuado. En la realidad, uno no puede basarse en los restos fósiles de esqueletos. Tanto los caballos como los burros actuales, obviamente pertenecen a especies diferentes; sin embargo, basándose sólo en sus restos óseos, fácilmente se colocarían dentro de un mismo grupo.
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