¿LAS SIMILITUDES DEMUESTRAN LA DESCENDENCIA?


Las Similitudes son una teoría inadecuada. Muchos y diversos seres vivos, muestran entre sí, similitudes. De acuerdo con los evolucionistas, tales similitudes prueban que todos ellos tuvieron un ancestro común. Sin embargo, un análisis más cuidadoso, nos comprueba que no hay evidencia alguna de que unos hayan descendido de los otros.

He aquí algunos ejemplos de similitudes que refutan la evolución:

1. las Lisozimas. La Lisozima es la enzima presente en las lágrimas, que al causar perforaciones en las paredes de las bacterias, hace que están exploten. También se ha identificado la Lisozima en la clara del huevo, y aquí también sirve para proteger a los polluelos en desarrollo, en contra de las infecciones por bacterias. Gracias a eso, es que ni los ojos humanos, ni los polluelos, se infectan fácilmente. Pero ¿quiere esto decir que los humanos descendemos de los polluelos, o que los humanos y los polluelos están estrechamente emparentados? Un investigador, Richard E. Dickerson, quiso identificar el punto exacto en donde a partir de “un árbol familiar común,” el humano se separó y se hizo diferente. Él llegó a la conclusión, tras analizar la presencia de lisozima y lactalbúmina (otra proteína), ¡que somos los descendientes directos de las gallinas! Ya que por identificarse las dos enzimas en ambas especies, necesariamente debía concluirse que las personas están más estrechamente emparentadas con las gallinas, que con ningún otro tipo de ser vivo.

2. El ojo del Pulpo. El pulpo tiene un ojo muy similar al del ojo humano. En contraste, el ojo de los peces es totalmente diferente al ojo del pulpo. ¿Quiere esto decir que somos descendientes del pulpo? Pues ¿Qué no acaba de decir Dickerson que somos descendientes de las gallinas?

3. La gravedad específica de la sangre. Después de completar en varios animales terrestres, cierto tipo de pruebas específicas de gravedad en la sangre, se llegó a la conclusión que por similitudes (y de acuerdo con los resultados), los humanos estarían más estrechamente emparentados con las serpientes y las ranas, que con los simios y los changos.

Basado en ello, algún evolucionista podría afirmar que nuestro abuelo, en un pasado no muy distante, fue una serpiente y no un chango.

4. Enfermedad de las ratas. La Peste bubónica (causada por la Pasteurella Pestis), mató millones d personas en Europa, en la época del Oscurantismo (Edad Media), pero por un tiempo, sólo afectó a personas y ratas noruegas. ¿Prueba eso que somos descendientes de las ratas?

5. La relación Calcio/Fósforo. Un científico que deseaba determinar de quién éramos descendientes, hizo una determinación de la relación Calcio/Fósforo en las estructuras óseas, y llegó a la conclusión de que de acuerdo con esto, estamos emparentados directamente, con las tortugas y los elefantes. Pero que tales noticias no lo desalienten, pues también encontró que los changos descienden de los gansos (o viceversa), y que el perro está emparentado, no con el gato, sino con el caballo.

6. El peso del cerebro. La situación se torna aún peor cuando comparamos el peso de los cerebros. El peso del cerebro con relación al resto del cuerpo, es mayor en el chango enano (el titi dorado) de Sudamérica, que en usted y yo. Un evolucionista dijo que este hallazgo, ¡nos convertía en sus antepasados!

7. El Citocromo C. Una brillante investigación fue la que se llevó a cabo para comparar a las personas con los animales, basados en la secuencia de aminoácidos en su Citocromo C (una coenzima presente en la mayoría de los organismos). Los resultados concluyen que el humano está más estrechamente emparentado con las tortugas, que lo que las tortugas están con las serpientes de cascabel (ambos reptiles). Pero además, el investigador concluyó que ¡los humanos están más emparentados con el moho del pan, que lo que éste pudiera estar con las semillas del girasol! (ambas plantas).

Los científicos aseguran que estas relaciones cercanas (similitudes), revelan nuestros orígenes; cuando que en realidad tales similitudes sólo revelan que todos tenemos el mismo Originador (Creador).


CONVERGENCIA.

Analicemos ahora la convergencia. La “convergencia” ocurre cuando criaturas muy diferentes, tienen órganos similares. Por ejemplo, prácticamente todas las plantas leñosas tienen una orilla que crece (cambium), y que está colocada entre su componente interno (xylem), y el componente externo de la planta (phloem). Pero nosotros entendemos que tal similitud apareció porque es la mejor manera de crecer para ese tipo de planta; de tal manera que el Diseñador, uso ese patrón básico de crecimiento, en casi todos los árboles, a pesar de que la mayoría de ellos en muchas otras formas, son totalmente diferentes de los demás. Es necio sugerir que las plantas tuvieron la inteligencia necesaria para decidir por sí mismas, cómo les convenía estar estructuradas (siendo que no tienen cerebro). La verdad es que son así, porque así fueron diseñadas.

Ya mencionamos la similitud que hay entre el ojo humano y el ojo del pulpo. ¿Cómo es que una persona puede tener un ojo tan similar a una criatura con ocho tentáculos, cuando que es diferente en todo lo demás? Así, la convergencia descarta la evolución; pero a la vez, revela la necesidad de un Diseñador inteligente que nos hizo a todos.

“Similitudes” quiere decir que hay estructuras parecidas en seres similares; “convergencia” quiere decir que hay estructuras parecidas en seres muy diferentes. Los evolucionistas pretenden usar ambas cosas en su intento por probar que hay evolución.

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