LA TEORÍA DE LA RECAPITULACIÓN.
Al leer libros científicos, es posible que se tope con el término “recapitulación,” (la teoría de que en los embriones humanos hay partes sobrantes de peces, pollos, lagartijas, y otros animales).
¿Ha notado que a veces las personas usan palabras complicadas como si usarlas fuera prueba de que lo que dicen es auténtico? Ellos creen que por ser muy “rimbombantes” tales palabras deben expresar alguna verdad. Pues la frase que de la misma manera, los evolucionistas usan para expresar impresionantemente, su teoría de la recapitulación es: “La ontogenia recapitula la filogenia,” en donde “Ontogenia” es la historia del desarrollo de un organismo desde su concepción hasta que nace o rompe el cascarón; y “Filogenia,” es el imaginario desarrollo evolutivo de las diversas formas de vida. Pero tales palabrotas, sólo sirven para adornar una teoría más que insensata.
Primera estructura embrionaria, el saco vitelino de pollo. Este, en el embrión humano fue llamado “saco vitelino” o “saco embrionario” como la estructura que en el pollo bebé es la fuente de alimento que le permite sobrevivir hasta que logra romper el cascarón, pues recordemos que mientras está dentro del cascarón, no tiene conexión alguna con su madre, ni recibe nutrición alguna de ella. Pero la realidad es que excepto por su apariencia, en un bebé humano, esta pequeña porción de tejido, no tiene relación alguna ni corresponde al “saco vitelino” del polluelo.
Primera estructura embrionaria, el saco vitelino de pollo. Este, en el embrión humano fue llamado “saco vitelino” o “saco embrionario” como la estructura que en el pollo bebé es la fuente de alimento que le permite sobrevivir hasta que logra romper el cascarón, pues recordemos que mientras está dentro del cascarón, no tiene conexión alguna con su madre, ni recibe nutrición alguna de ella. Pero la realidad es que excepto por su apariencia, en un bebé humano, esta pequeña porción de tejido, no tiene relación alguna ni corresponde al “saco vitelino” del polluelo.
Desde su nidación en la matriz materna, el diminuto embrión humano, permanece conectado (a través del cordón umbilical y de su placenta) con su madre, recibiendo así de ella todos los nutrientes que necesita, por ejemplo, para desarrollar su propia sangre hasta que sus huesos (y médula ósea), se desarrollen (ya que la sangre de la madre no pasa a la del bebé). Por lo tanto, no a merita, como el embrión de un ave, de un “saco vitelino” para sobrevivir.
En el fondo del embrión humano, aún antes de que este desarrolle sus extremidades inferiores, se aprecia una estructura en forma de pequeño nódulo, que erróneamente, se ha identificado con el “saco vitelino” de los pollos.
Recuerde que ustedes y yo, como adultos, formamos y reponemos nuestra sangre en la médula ósea; pero nuestros diminutos embriones humanos mientras están aún formando sus huesos y médula ósea, necesitan de otro órgano que supla temporalmente, la función de producir sangre. Pues ahora se sabe que este pequeño nódulo, mal llamado “saco vitelino,” es donde se forma la primera sangre del bebé humano, por lo que si llega a ser extirpado, inmediatamente se le ocasiona la muerte al embrión.
Así es como el maravilloso Diseñador, resolvió el problema de que se necesitaba sangre para formar los huesos que un futuro, en su médula ósea, producirán permanentemente, su sangre: Usando durante un pequeño periodo de tiempo, un pequeño nodulito formado dentro del embrión. Vemos que simplemente por ignorancia, fue que los científicos de ese tiempo, y durante muchos años más, consideraron a este nodulito indispensable para formar la primera sangre, como un “órgano inútil.”
Segunda estructura embrionaria, la cola de lagartija. ¿Qué hay de la cola de lagartija? Bueno, pues aunque en el embrión humano aparece una especie de “cola,” posteriormente se descubrió que esta estructura, lejos de ser un vestigio inútil, se transforma en la parte inferior de la columna vertebral del niño. Pero ¿porqué es entones más larga y prominente en el embrión? Pues ahora se sabe que siendo que la columna vertebral está llena de huesos muy complicados, su longitud total con relación al resto del cuerpo, es al principio, proporcionalmente más larga que lo que finalmente será.
Así, todo se reduce a que sencillamente es un asunto de diseño perfecto: Siendo que los huesos de la espina dorsal son tan complicados y tardan más tiempo en completar su desarrollo, lo necesitan iniciar antes que el resto del cuerpo.
Pero hay una segunda razón: los complicados nervios incluidos en la columna dorsal. Los científicos han descubierto recientemente que la razón por la que la espina dorsal es proporcionalmente más larga en el embrión, es porque para que los músculos y extremidades se empiecen a desarrollar, necesitan del estímulo de los nervios de la médula espinal; por ello, ésta debe crecer y madurar lo suficiente antes, de tal manera que pueda oportunamente enviar las señales necesarias para que empiecen a desarrollarse a tiempo, los músculos, las extremidades, y otros órganos internos del cuerpo.
Por esta razón, es que al principio, la columna vertebral es proporcionalmente más larga que el cuerpo (aparentando ser una cola). Pero nótese que poco después, y a su tiempo, desaparecerá tal cola y las extremidades serán los salientes más largos.
¿Qué preferirías? ¿Tener una columna que eventualmente funcione en forma perfecta, a pesar de que inicialmente apareciera como una cola, y más larga que el resto de tu diminuto cuerpo? O ¿que desde el principio tuviera la misma proporción que en el adulto, a pesar de que su desarrollo sería tan incompleto, que el resto de tus órganos quedarían imperfectamente desarrollados, y tú quedarías postrado en cama por el resto de tu vida?
¿A qué viene pues la necia discusión sobre los supuestamente “órganos inútiles”? ¿Qué órgano podría ser más necesario que una espina dorsal perfectamente desarrollada?
La tercera estructura del embrión que los evolucionistas describen como un vestigio inútil, son las que ellos llaman “branquias” o “agallas” localizadas en la región de la garganta, en el cuello del diminuto embrión humano. Dicen que estas hendiduras prueban que descendemos de los peces. Pero la teoría de que los humanos en su estado embrionario tienen branquias, ya no es apoyada por los científicos conocedores e ilustrados. Sólo los ignorantes, siguen creyendo tan ridícula idea.
La tercera estructura del embrión que los evolucionistas describen como un vestigio inútil, son las que ellos llaman “branquias” o “agallas” localizadas en la región de la garganta, en el cuello del diminuto embrión humano. Dicen que estas hendiduras prueban que descendemos de los peces. Pero la teoría de que los humanos en su estado embrionario tienen branquias, ya no es apoyada por los científicos conocedores e ilustrados. Sólo los ignorantes, siguen creyendo tan ridícula idea.
Lo que en realidad sucede es que en el embrión humano, por un corto periodo de tiempo, se forman tres pliegues (en la cara anterior de lo que será su garganta), que se proyectan hacia delante de la superficie del cuello. Pero contrario a lo que suponen los evolucionistas, el análisis cuidadoso de tales estructuras, ha demostrado que no son branquias capaces de extraer el oxígeno del agua; ni pliegues branquiales (abiertos) de algún tipo, sino pliegues sumamente importantes para el desarrollo del embrión. Así, importantes y más recientes investigaciones, descubrieron que el pliegue superior, contiene las estructuras que posteriormente desarrollarán todos los órganos y canales del oído medio; que el pliegue medial, posteriormente se convertirá en la Paratiroides; y que el pliegue inferior, pronto se convertirá en el Timo.
“A los arcos faríngeos y sus hendiduras, frecuentemente se les llama arcos branquiales, y hendiduras branquiales, como analogía o referencia a vertebrados inferiores; pero dado que el embrión humano nunca tiene branquias, en este libro, se han adoptado los términos arcos y hendiduras faríngeas.” Jan Langman, Medical Embryology (Embriología Médica), 3ª Ed. (1975).
Así, una vez más, se ha comprobado que los evolucionistas estaban en un craso error, cuando por años afirmaron que esos tres pequeñísimos pliegues, eran vestigios de “branquias” que probaban que descendíamos y evolucionamos a partir de los peces; que el pequeño nódulo en la base del embrión era un “saco vitelino,” que probaba que descendíamos de las gallinas; y que la parte inferior de la espina dorsal, era una “cola” que comprobaba que éramos descendientes de una lagartija u otro animal con cola.
Recuerde pues, nuevamente, que todo es asunto de acomodar una enorme cantidad de estructuras en un diminuto “paquete,” y que los embriones no tienen necesidad de verse bonitos; pero sí, de funcionar y crecer adecuadamente, en un reducidísimo espacio. Simplemente no hay espacio en tan diminuta criatura como para que en esa etapa de su desarrollo, tuviera una apariencia diferente o más hermosa, y a la vez una capacidad apropiada de desarrollo. La realidad es que el Diseñador organizó todas las partes del embrión, en sus diferentes etapas de desarrollo, en una forma no menos que magistral.
Francamente, después de considerar todo lo que hemos aprendido con relación a las similitudes, vestigios y recapitulación, es sorprendente que:
1. Haya personas que prefieran seguir siendo tan ignorantes.
2. Que haya quienes critiquen tan flagrantemente tan maravillosa obra de arte (el embrión y el cuerpo humano).
3. Que personas tan ignorantes, sigan siendo consideradas por tantos otros, como científicos sabios.
1. Haya personas que prefieran seguir siendo tan ignorantes.
2. Que haya quienes critiquen tan flagrantemente tan maravillosa obra de arte (el embrión y el cuerpo humano).
3. Que personas tan ignorantes, sigan siendo consideradas por tantos otros, como científicos sabios.
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