LA CONTRIBUCIÓN DE LOS ARTISTAS A LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN.




LA CONTRIBUCIÓN DE LOS ARTISTAS A LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN.

¿Qué no son suficientes pruebas de que descendemos de los monos, las pinturas de hombres mono hechas por prestigiados artistas? Seguramente que basándose en los huesos disponibles, ellos saben lo que hacen. Por décadas, un buen número de extraordinarios artistas han puesto sus habilidades al servicio de comprobar la teoría de la evolución. Con sólo mirar unos huesos, han podido imaginar cómo es que lucían los dinosaurios, y muchas otras criaturas ya extintas. Las obras de arte terminadas, han sido presentadas al público como si fueran otra prueba científica más. Con relación al hombre antiguo, los artistas se han esmerado en pintar escenas de imaginarios hombres mono, que en realidad jamás existieron.
En realidad, ni los científicos ni los artistas, son capaces de decirnos como alguna vez se veían, con sólo examinar unos cuantos huesos sueltos de los muchos más faltantes. Aún con el esqueleto completo, los expertos no serían capaces de decirnos cómo se veían los ojos, las orejas, la nariz y los labios. Tampoco como lucirían otros detalles como el color de la piel y el pelo, su textura, y si tenían barba o no; ya que ninguna de estas características y más, serian identificables, pero antes que digan que es opinión mía, dejemos ahora que los expertos hablen:
“Los huesos no nos dicen nada sobre las partes blandas (carnosas) de la nariz, labios, u orejas, y los artistas deben crear algo que sea intermedio entre los monos y los humanos; pues mientras más antiguo se diga que es el espécimen, lo han de dibujar más parecido a los changos. B. Rensberger, “Ancestros: Un Album Familiar,” Science Digest, 89:34-43 (1981).
Pero Hooton afirma que los antropólogos no deberían hacer esto: “No se justifica que antropólogo alguno reconstruya el esqueleto completo de un tipo no común de fósil humano, cuando sólo posee partes del cráneo, uno o dos dientes, y quizás unos cuantos fragmentos de la mandíbula, y algunos huesos largos… Las suposiciones sobre las partes faltantes son muy dudosas, a menos que otros esqueletos más completos, de otros individuos del mismo tipo, estén disponibles para apoyar la reconstrucción.” Earnest Albert Hooton, Apes, Men and Morons (1970), p. 115.
No existen suficientes evidencias sobre las cuales fundamentar las conclusiones de los artistas. El público debería ser advertido de tales esfuerzos de los promotores de la evolución, por proveer evidencias (que en realidad no lo son), en apoyo a su teoría. “No ponga su fe en las reconstrucciones. Algunos anatomistas moldean sus reconstrucciones a partir de cráneos humanos, agregando las partes blandas de la cabeza y cara sobre un molde de yeso, produciendo así un busto que pretende representar la apariencia que tenía en vida, el fósil. Sin embargo, cuando recordamos las condiciones precarias en las que se encuentran la mayoría de los cráneos, a los que frecuentemente les faltan los huesos de la cara, fácilmente podemos concluir que aún la reconstrucción del esqueleto de la cara, deja mucho lugar a dudas, en lo que toca a los detalles. Pretender reconstruir las partes blandas, es una empresa aún más temeraria. Los labios, los ojos, las orejas, y la punta de la nariz, no dejan rastros confiables en los huesos subyacentes. Se le pueden con igual facilidad, reconstruir sobre un cráneo neandertal, las facciones de un simio o de un filósofo.
Las supuestas restauraciones de tipos antiguos de humanos, tienen muy poco (si es que alguno), valor científico, y lo más seguro es que engañan al público.” Earnest Albert Hooton, Por encima de los monos (1946), p.329.
Así, la imaginación sustituye a las características reales. “En tales reconstrucciones, la carne y pelo han de ser formadas recurriendo a la imaginación. Pues del color de la piel; el color, forma y distribución del pelo; la apariencia de las facciones, y el aspecto de la cara en los humanos prehistóricos, no tenemos conocimiento alguno. James C King, La Biología De La Raza (1971), pp. 135, 151.
Así, la imaginación toma el lugar de la evidencia: “La gran mayoría de las concepciones artísticas, están basadas más en la imaginación que en las evidencias. Se les paga por producir algo intermedio entre los simios y los humanos.” “AnthroArt,” Science Digest, abril 1981, p.41.
Johanson, un prominente experto en el intento de localizar homínidos ancestrales en África, declara que en realidad, nadie sabe cómo se veían. “Nadie puede estar seguro de cómo se veía algún homínido extinto.” Donald C. Johanson y ¨Maitland A. Edey, Lucy: El inicio de la Humanidad (1981), p.286.
Todo es una tierra de fantasía: “(No hay) suficiente evidencia a partir del material fósil disponible, como para sacar nuestras teorías del mundo de la fantasía. “New Scientist, Agosto 3, 1972, p. 259 (análisis por Bjorn Kurten, del libro Not From the Apes: Man's Origins and Evolution).”



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